Page 443 - OBRAS ESCOGIDAS DE ZHOU ENLAI Tomo I
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RESTAURAR LA PRODUCCION Y RECONSTRUIR CHINA 439
producir mayor cantidad de aperos agrícolas como norias, etc., para
prestar ayuda a las zonas rurales. Todo esto es lo que urge hacer para
la restauración de la producción, aunque no abarca, desde luego, la
totalidad de nuestras tareas.
Así pues, vista la situación en su conjunto, nuestra causa va en
desarrollo y, mirada en cada parte, por ejemplo Shanghai o algún
sector determinado, la producción efectivamente ha mermado en cierta
medida. Es cierto que las grandes ciudades verán reducidos su comer-
cio de carácter colonial y su mercado hasta ahora lleno de mercancías
extranjeras, y cerrados algunos negocios, sobre todo aquellas fábricas
y establecimientos que producen o trafican con artículos de consumo
innecesarios para el pueblo. Como resultado de la disminución de la
producción de semejantes artículos, quedarán sin trabajo una parte de
los obreros. Sin embargo, se trata de una baja en medio del desarrollo
de la producción, una depresión en medio del fomento del comercio, un
estancamiento en medio de la restauración de las comunicaciones y un
desempleo surgido en medio del aumento del empleo. Se trata de una
relación entre el todo y una parte y entre lo principal y lo secundario.
A este respecto debemos tener una apreciación acertada.
En nuestro empeño por alcanzar la victoria definitiva de nuestra
revolución y librarnos de todos los grilletes que nos ha impuesto el im-
perialismo, tropezaremos inevitablemente con las dificultades que éste
nos va a dejar y debemos estar preparados para encararlas y superarlas.
Por eso, tenemos que seguir manteniendo y desarrollando la tradición
revolucionaria de trabajo arduo que hemos cultivado durante largo
tiempo en las zonas rurales. Cada vez que lleguemos a un nuevo lugar,
debemos aplicar la política de “menos pero mejores tropas y una admi-
nistración más simple” y practicar la austeridad en la alimentación y el
vestir. Al tomar posesión de las entidades oficiales, no debemos hacer
nuestro lo que tienen de negativo aquellas instituciones burocráticas,
sino transformarlas. Aunque vivimos en la ciudad, no debemos des-
deñar nuestras viejas prendas de vestir ni aspirar a la vida lujosa y
corrompida propia de las clases explotadoras, sino mantener una vida
sencilla como siempre. Sólo de esta manera podremos reducir los gastos
estatales y dedicar, antes que nada, a la revolución y a la guerra todo lo
que produzca el pueblo y, en especial, la clase obrera. Sólo así seremos
capaces de aumentar la producción y vencer todas las dificultades
dejadas por el imperialismo y los reaccionarios guomindanistas. He
aquí un llamamiento que en el trabajo de restauración de la producción
lanzamos a la clase obrera y asimismo a todo nuestro pueblo.