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CONSTRUYAMOS UNA COMUNIDAD DE DESTINO DE LA HUMANIDAD
Oriente y Occidente. Estas antiguas rutas abrieron nuevas puert as al
establecimiento de lazos de amistad entre diferentes países, escribiéndose
en ellas nuevas páginas de la historia del desarrollo y progreso de la
humanidad. Entre los testimonios de esta historia figuran el conocido
como “gusano de seda dorado”, un milenario bronce conservado en el
Museo de Historia de Shaanxi (China), y el pecio del Roca negra, barco que
naufragó en Indonesia mil años atrás.
En las antiguas Rutas de la Seda, extendidas sin interrupción miles
de kilómetros en el espacio y miles de años en el tiempo, cuajó un
espíritu centrado en la paz y la cooperación, la apertura y la inclusión,
el aprendizaje mutuo, y el beneficio recíproco y la ganancia común.
Este espíritu de la Ruta de la Seda constituye un valioso legado de la
civilización humana.
— Paz y cooperación. En tiempos de la dinastía china Han,
alrededor del 130 a. n. e., una delegación diplomática en misión de paz
encabezada por el célebre Zhang Qian partió de la capital Chang’an
rumbo al oeste con el fin de explorar una ruta terrestre que comunicara
Oriente y Occidente, empresa que pasó a la hist oria como “viaje para
abrirse camino” a las Regiones Occidentales. Siglos después, en las
dinastías Tang, Song y Yuan, se desarrollaron a la par las Rutas Terrestre
y Marítima de la Seda, en las cuales estamparon su huella histórica
diversos viajeros, como el chino Du Huan, el veneciano Mar co Polo y
el marroquí Ibn Batutah. A principios del siglo XV, Zheng He, famoso
navegante chino de la dinastía Ming, hiz o siete viajes por el océano
Occidental, dejando tras de sí una estela de imperecederos relatos
históricos y legendarios. La razón por la cual los nombres de est os
pioneros ocupan un honroso lugar en la historia es que no recurrieron a
caballos de com bate y lanzas, sino a caravanas de camellos y a la buena
fe; y no se apoyaron en navíos armados con cañones, sino en barcos
cargados de tesoros y en la amistad. Así fue como, generación tras
generación, los viajeros de ambas Rutas de la Seda fueron estableciendo
lazos de cooperación entre Oriente y Occidente, y tendiendo puentes de
paz entre ellos.
— Apertura e inclusión. Las antiguas Rutas de la Seda atravesaban
las cuencas del Nilo, el Tigris y el Éufrates, las del Indo y el Ganges,
y las del Huanghe y el Changjiang; las cunas de las civilizaciones
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