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CONSTRUYAMOS UNA COMUNIDAD DE DESTINO DE LA HUMANIDAD

experimentó un desarrollo sorprendente y logró enormes avances. En la
primera mitad del siglo XX, la humanidad sufrió la hecatombe causada
por la Primera y la Segunda Guerra Mundial, deviniendo la evitación de

los conflictos bélicos y la construcción de la paz el deseo más apremiante
de las generaciones que las vivieron. En las décadas de 1950 y 1960
se produjo el despertar general de los pueblos colonizados, cuyo grito
más clamoroso era el que pedía el sacudimiento del yugo colonial y la
conquista de la independencia. Tras la Guerra Fría, las expectativas más
vivas abrigadas por todas las partes eran la ampliación d e la cooperación
y el avance hacia el desarrollo común.
En los últimos más de cien años, el deseo del conjunto de la
humanidad ha sido precisamente el de paz y desarrollo. No obstante,
su cumplimiento constituye, hoy por hoy, una t area cuya culminación
se encuentra muy distante. Debemos responder a los llamamientos
del pueblo, recoger el testigo de la historia y continuar avanzando con
valentía en este maratón hacia la paz y el desarrollo.
La humanidad se halla en un periodo de gran desarrollo, grandes
transformaciones y grandes reajustes. La multipolarización del mundo
y la globalización de la economía se desa rrollan en profundidad; la

informatización de la sociedad y la diversificación de las culturas siguen
avanzando; está gestándose y desa rrollándo se una nueva etapa de la

revolución científica, tecnológica e industrial; los diferentes países están
interrelacionados y son interdependientes; el mundo comparte su destino
y está unido por una causa común; el ascenso de las fuerzas de la paz
supera con creces el aumento de los factores caus antes de guerras y la
corriente de los tiempos formada por la paz, el desarrollo, la cooperación
y la ganancia compartida deviene aún más impetuosa.
Al mismo tiempo, la humanidad también se encuentra en una
época de surgimiento inces ante de desafíos y de multiplicación diar ia
de los riesgos. La economía mundial adolece de un crecimiento flojo;
los nubarrones de la crisis financiera, lejos de desvanecerse, siguen
oscureciendo el cielo; las brechas abiertas en el desarrollo son c ada vez
más acusadas; hay veces en las que se re curre a las armas; el maléfico
influjo de la mentalidad de guerra fría y de la política de fuerza persiste;

y las amenazas no convencionales a la seguridad, como el terrorismo,
las crisis de refugiados, las enfermedades contagiosas graves y el cambio

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