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FRENTE DE LAS REGIONES LIBERADAS 209
y soldados, si la guerra que libramos es una guerra popular, si esta-
mos en condiciones de aplicar una estrategia y una táctica propias
del pueblo, y si hemos podido conseguir triunfos en el campo de
batalla, es gracias a nuestro trabajo político.
EL MANDO DEL EJERCITO
Así como existen dos tipos de ejército, también existen dos
métodos distintos de mando y dos tipos diferentes de organismos de
mando.
Los reaccionarios del Guomindang, movidos por su intención de
deshacerse de los que no les son incondicionales, nombran jefes de
división a muchos acólitos suyos. Las más de las veces, estos jefes
de división del ejército del Guomindang sólo obedecen al jefe supremo
y no hacen caso a nadie más. Como consecuencia de ello, muchos
mandos militares por encima del nivel de división no existen más que
nominalmente y no sirven para nada. En el curso de una batalla,
se dan órdenes a montones, que a menudo difieren unas de otras
o simplemente se contradicen. Los organismos de Estado Mayor,
incluso el Estado Mayor del mando supremo, se convierten frecuen-
temente en meros canales de transmisión de órdenes.
En cambio, los cuerpos de mando del VIII Ejército y del Nuevo
4.° Cuerpo de Ejército tienen debidamente repartidas sus atribuciones
entre las diversas instancias, correspondiéndole a cada una de ellas
las funciones y poderes de su incumbencia, de modo que reina la armo-
nía en toda su cadena de mando y las órdenes se cursan a través de
esta cadena unificada, dejando, al mismo tiempo, a las instancias
inferiores un margen suficiente para que desplieguen su iniciativa. De
este modo, todo el ejército está unido de arriba abajo.
Una de las cualidades especiales del VIII Ejército y del Nuevo
4.° Cuerpo de Ejército la constituye la capacidad de sus unidades para
cooperar entre sí y emprender acciones coordinadas. Cuando se
emite una orden desde arriba, las unidades inferiores, como es na-
tural, nunca tratan de eludir las tareas que se les asignan, y aun cuando
no hay orden alguna, no por ello dejan de cooperar entre sí por inicia-
tiva propia. También se mantiene una excelente coordinación entre
las fuerzas de campaña, las fuerzas locales, las guerrillas, las milicias
y los destacamentos de autodefensa. Como consecuencia de ello,
reina la unidad entre todas nuestras fuerzas armadas.