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FRENTE DE LAS REGIONES LIBERADAS              205
            suya, y el de que algunos de ellos, después de su retorno, hayan sido
            nombrados, por paradójico que parezca, para cargos importantes, mien-
            tras que se ha fusilado a algunos generales que defendieron ciudades
            en condiciones sumamente difíciles. ¿No es éste un extraño sistema
            de castigos y recompensas?
               En cambio, en el VIII Ejército y el Nuevo 4.° Cuerpo de Ejército,
            las cosas se presentan de forma completamente distinta. Cuando com-
            batimos, en todas partes gozamos de la ayuda del pueblo. Con la
            organización de la milicia y con el despliegue de las campañas de ex-
            cavación de galerías subterráneas y de colocación de explosivos, ha
            adquirido magnitud e importancia incomparables la ayuda que nos
            presta el pueblo. Dentro del ejército mismo, debido a su elevado
            nivel de conciencia política, a la comprensión mutua entre oficiales
            y soldados y al sentimiento de solidaridad, todo el mundo sabe muy
            bien lo que hace y lo hace por iniciativa propia. Con sujeción a un
            objetivo común, todos los combatientes actúan con gran agilidad y
            flexibilidad luchando valientemente contra el enemigo. Reza un an-
            tiguo tratado de estrategia: “Si los generales desconocen a sus hom-
            bres, entregan la nación al enemigo. Si los soldados desconocen a
            sus generales, los entregan al enemigo.” Esto es algo que nunca ocu-
            rre en nuestro ejército.
               Nuestra posición en cuanto a cómo hacer la guerra puede ser resu-
            mida como sigue: El tipo de guerra que emprendemos varía según
            las armas que tengamos, el enemigo que afrontemos y el lugar y el
            momento en que nos hallemos. El primer condicionamiento significa
            actuar según los pertrechos que tengamos; el segundo, según la fuerza
            que tenga el enemigo, y el tercero, según el lugar, el momento y las
            demás condiciones. Este es un nuevo método realista y materialista
            para hacer la guerra. Es muy profundo el significado de lo aquí ex-
            puesto. Aquí es donde han dado pasos en falso muchos expertos
            militares, tanto en China como en el extranjero, tanto hoy día como
            en el pasado. Y no comprendieron precisamente este punto algunos
            de los camaradas nuestros que tuvieron infantiles ideas “izquierdistas”
            en  el  pasado.  Durante  los primeros  años  de nuestra  lucha, cuando
            las únicas armas que teníamos a nuestra disposición eran fusiles, lan-
            zas y sables, lo que hacíamos era estudiar las condiciones existentes
            para tomar las decisiones adecuadas y determinar nuestra táctica en
            consecuencia, y no perorar en términos pretenciosos acerca de la
            táctica de un ejército mecanizado. Cuando pasamos del período de
            la guerra civil al de la guerra antijaponesa, teniendo como enemigo
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