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a la estabilidad de la sociedad. Será indispensable la presencia de la gran
mayoría de los pequeños comerciantes durante un período bastante largo en
la sociedad china. Sin ellos el mercado quedaría esclerosado y los habitantes
tropezarían con muchas incomodidades. A mi juicio, los pequeños comer-
ciantes constituyen también un patrimonio. Si suprimimos los negocios de
los pequeños comerciantes tales como los que venden sopa de mariposas y
bebidas de ciruela, dejando en pie sólo restaurantes de alto vuelo como
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Quanjude y Donglaishun , el pueblo se opondrá a nosotros. En los
callejones y las estaciones ferroviarias hay vendedores ambulantes de comes-
tibles calientes en el invierno y fríos en el verano, y en el campo los hay que
realizan sus ventas a domicilio o que recogen y compran los desechos; la
desaparición de estos vendedores podría provocar el descontento del pueblo.
Después de la reorganización, por ramas enteras, de las empresas privadas
como empresas mixtas, a los pequeños comerciantes no se les pagan ni
dividendos fijos ni salarios fijos, y ellos se quejan de que a los comunistas les
interesan más los ricos que los pobres. Les respondemos que no es eso lo que
queremos hacer, pues si les pagáramos dividendos o salarios fijos se entorpe-
cería su iniciativa en los negocios y se causaría incomodidades a los habitan-
tes. He aquí un ejemplo: En la calle donde vive un viceministro de Comercio,
en el pasado los vendedores ambulantes de verduras pregonaban sus mercan-
cías a la misma hora todos los días; más tarde se los ha organizado y se les
paga un salario mensual de 40 yuanes, con lo cual han dejado de pregonar.
Esto porque todos ellos ganan 40 yuanes mensuales, sea que pregonen o que
no. De este modo, los habitantes de esta calle ya no sienten la misma
comodidad para la compra de sus verduras.
Los pequeños comerciantes son indispensables. Es preciso permitirles,
conforme a los distintos casos, obtener ingresos diferentes para mantener su
subsistencia. De esto deben responder los camaradas de las cooperativas de
abastecimiento y venta. De no proceder así, nos veríamos en aprietos
políticos. Los pequeños comerciantes son trabajadores independientes, y
suman aproximadamente cerca de tres millones de familias en todo el país.
Si acomodamos a los capitalistas y no a los pequeños comerciantes, comete-
remos errores en lo político. ¿Pueden o no levantar una tempestad estas
personas? Como el monto de sus negocios es pequeño, no pueden hacer
muchas diabluras. En el pasado, en algunos lugares se les disputaba el espacio,
pero ahora hay que protegerlos. Pasarán hambre si no los protegemos. Sólo
nos quedan dos caminos: uno es hacernos cargo de ellos pagándoles un salario
o una suma de socorro, y el otro es permitirles proseguir sus negocios
asegurándoles cierta cantidad de ingresos. Los camaradas de las cooperativas
de abastecimiento y venta y de los organismos comerciales deben poner