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PREFACIO Y EPILOGO A INVESTIGACIONES RURALES        11

            un frente único, y sostener a la vez distintas formas de lucha contra
            ellas, de acuerdo con los diferentes grados de su vacilación y de su
            posición reaccionaria, que se manifiestan en su tendencia a capitular
            ante el enemigo y en su oposición al Partido Comunista y al pueblo.
            Nuestra política actual es una doble política que combina la alianza
            y la lucha. En el terreno laboral, esta política consiste en mejorar
            adecuadamente las condiciones de vida de los obreros y, al mismo
            tiempo, no obstaculizar el desarrollo apropiado de la economía capi-
            talista. En el problema agrario, consiste en exigir a los terratenientes
            la reducción de los arriendos y los intereses y, al mismo tiempo, esti-
            pular el pago por los campesinos de esos arriendos e intereses re-
            ducidos. En lo que se refiere a los derechos políticos, consiste en
            garantizar a todos los terratenientes y capitalistas que se opongan
            al Japón los mismos derechos de la persona, políticos y de propiedad
            que a los obreros y campesinos, y, al mismo tiempo, prevenirse con-
            tra toda posible actividad contrarrevolucionaria de su parte. Hay que
            desarrollar la economía estatal y la economía cooperativa; sin embargo,
            en la actualidad, en las bases de apoyo rurales, el sector económico
            principal no es el estatal, sino el privado, y hay que ofrecer al sector
            capitalista no monopolista la oportunidad de desarrollarse, en inte-
            rés de la lucha contra el imperialismo japonés y contra el sistema
            semifeudal. Esta es la política más revolucionaria para la China ac-
            tual, y sería indudablemente un error oponerse a ella u obstaculizar
            su ejecución. Preservar seria y resueltamente la pureza de la ideo-
            logía comunista en los militantes del Partido y, al mismo tiempo,
            proteger la parte útil del sector capitalista en la economía de la so-
            ciedad y permitirle un desarrollo adecuado, son para nosotros dos
            tareas indispensables en el período de la Guerra de Resistencia y de la
            construcción de una república democrática. En este período, es po-
            sible que algunos comunistas se dejen corromper por la burguesía y
            que surjan ideas capitalistas entre nuestros militantes; debemos
            luchar contra estas ideas corruptoras en el seno del Partido, pero
            no debemos cometer el error de trasladar esa lucha al terreno de la
            economía de la sociedad y combatir al sector capitalista. Tenemos
            que trazar una clara línea de demarcación entre ambas cosas. El
            Partido Comunista de China trabaja en condiciones complejas, y todos
            sus miembros, especialmente los cuadros, deben templarse para ser
            combatientes que conozcan bien la táctica marxista; examinar los
            problemas de manera unilateral y simplista nunca podrá conducir la
            revolución a la victoria.
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