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DISCURSO EN LA SEDE DE LA UNESCO



                   jardín”. Si hubiera en el mundo una sola flor, y aun la más hermosa, qué
                   monótono sería. Tanto la civilización china como las demás del mundo
                   constituyen frutos creados por la humanidad.
                        He visitado el Museo del Louvre, de Francia, y también el Museo
                   de Palacio, de China, en ambos de los cuales se exhiben decenas de
                   miles de preciosos objetos artísticos, y lo que atrae la atención de la
                   gente es precisamente los frutos de civilizaciones diversificadas que
                   ellos representan. El intercambio y mutuo referenciamiento de las
                   civilizaciones no debe tener como premisa la supremacía o la rebaja
                   de alguna de ellas. Los chinos conocimos hace ya más de dos mil años
                                                                             1
                   la siguiente razón: “En lo íntimo de las cosas está su disparidad” . La
                   promoción del intercambio y correferenciamiento de las civilizaciones
                   contribuye al abigarramiento de la civilización humana y permite a los
                   pueblos de todos los países disfrutar de una vida espiritual con más
                   contenido y abrir un futuro con más alternativas.
                        En segundo lugar, la civilización es de igual condición, solo con
                   igualdad las civilizaciones humanas han tenido la premisa de intercambiar
                   entre sí y tomarse como referencia. Todas son iguales en valores, y cada
                   una de ellas tiene sus propios puntos tanto fuertes como débiles. En el
                   mundo no hay civilización perfecta, y tampoco la hay carente de mérito.
                   Entre ellas no hay distinción de niveles o calidades.
                        He visitado muchos lugares del mundo, y lo que más me interesa es
                   conocer las distintas civilizaciones de los cinco continentes, la diferencia
                   entre ellas y la singularidad de cada una, así como las concepciones
                   del mundo, de la vida y de los valores de los pueblos que las habitan.
                   He visitado Chichén Itzá, que representa la antigua civilización maya,
                   y también Samarcanda, la antigua ciudad de Asia Central, con sus
                   marcados tintes de civilización islámica. Me doy perfecta cuenta de que,
                   para conocer la verdadera esencia de las diversas civilizaciones, debemos
                   tratarlas como iguales y con modestia. Si uno trata una civilización
                   mirándola por encima del hombro, además de no poder penetrar sus
                   profundas maravillas, quedará ajeno a ella. La historia y la realidad
                   presente evidencian que los mayores obstáculos para el intercambio y
                   correferenciamiento de las civilizaciones son la arrogancia y el prejuicio.
                        Y, en tercer lugar, la civilización es inclusiva, y precisamente es
                   esta inclusión la que da a las civilizaciones humanas la fuerza motriz



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