Page 8 - Construyamos una comunidad de destino de la humanidad
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CONSTRUYAMOS UNA COMUNIDAD DE DESTINO DE LA HUMANIDAD
nosotros mismos como al mundo y transformar la sociedad, para que
la gente domine aún mejor los conocimientos científicos-tecnológicos
y aptitudes técnicas en la continua exploración de las obras de la
naturaleza y para que la ciencia y la tecnología beneficien a la humanidad.
Y debemos impulsar con gran energía el desarrollo de las actividades
culturales, así como, a través del intercambio cultural, comunicar
nuestros sentimientos, ampliar nuestros horizontes e incrementar nuestro
consenso, para que la gente mejore sus cualidades en una continua
impregnación cultural y para que la cultura contribuya al progreso de la
humanidad.
Señoras y señores, amigos:
La materialización del sueño chino de la gran revitalización
de la nación china (es decir, el logro de la prosperidad del país, la
revigorización de la nación y la felicidad del pueblo), por la que está
pugnando el pueblo chino, encarna profundamente no solo el ideal de
los chinos de hoy, sino también nuestra gloriosa tradición, venida ya de
tiempos antiguos, de aspirar incansablemente al progreso.
Esa materialización, que resultará del desarrollo equilibrado e
impulso recíproco de la civilización material y la espiritual, no existirá
sin la continuación y desarrollo de la civilización y el fomento y
florecimiento de la cultura. Los antepasados de la nación china deseaban
ya hacía mucho tiempo un mundo de gran unidad en el que la gente
tuviera una vida material satisfactoria, sin preocupación alguna, así como
un horizonte moral plenamente elevado. La civilización china siempre
incluye la vida espiritual de la gente en los ideales de la vida humana y
la sociedad. Por tanto, la materialización del sueño chino constituye un
proceso de desarrollo sincrónico de la civilización material y la espiritual.
Con el incesante desarrollo económico y social del país, en adaptación a
la evolución de la época, la civilización china desprenderá inevitablemente
una vitalidad aún más pujante.
Cada civilización supone la continuación de la corriente vital
espiritual de un país o nación y, además de transmitirse y protegerse de
generación en generación, más aún precisa marchar con los tiempos e
innovarse con valentía. En el proceso de la materialización del sueño
chino, de acuerdo con el nuevo progreso de la época, el pueblo de China
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