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DISCURSO EN LA FUNDACIÓN KÖRBER

en términos sintéticos, la materialización del sueño chino de la gran
revitalización de la nación china. En virtud de sus más de 1.300 millones
de habitantes, las cifras de conjunto del nivel de riquezas y el índice de
felicidad de China pueden crecer rápidamente siempre que esta siga un
camino correcto, pero no así las de cada individuo, al igual que no comen
por igual ocho que ochenta que ochocientos comensales con un mismo
banquete, por más opíparo que sea. Somos bien conscientes de que, por
bastante tiempo, China va a seguir siendo el país en vías de desarrollo
más grande del mundo, y la elevación del nivel y calidad de vida de sus
más de 1.300 millones de habitantes nos va a exigir un arduo esfuerzo.
Si China pretende hacer con todo esmero su construcción, necesita dos
condiciones básicas: un armonioso y estable entorno nacional y uno
internacional de paz y sosiego.

Como el mejor maestro, la historia registra fielmente la trayectoria
del desarrollo de cada país, y también le da inspiración para su futuro
desarrollo. La sucesión cíclica de guerras interiores e invasiones
extranjeras habida en China en la centena y pico de años que van desde
la Guerra del Opio (1840) hasta la fundación de la Nueva China (1949),

con una encadenación de conflagraciones e interminable debacle bélica
en la sociedad, acarreó a su pueblo sufrimientos insoportables de
rememorar. Solo la guerra militarista japonesa de invasión a China causó
más de 35 millones de muertos y heridos al Ejército y el pueblo chinos,
toda una tragedia humana. Esta aciaga historia está grabada a fondo en la
memoria de nuestro pueblo. Los chinos hemos destacado desde siempre
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el “no hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti” . China necesita
paz como el ser humano necesita aire o como las plantas necesitan sol.
Solo siguiendo persistentemente el camino del desarrollo pacífico y
salvaguardando junto con los demás países la paz mundial podrá China
materializar sus objetivos y hacer mayores contribuciones al mundo.
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El Dr. Sun Yat-sen , precursor de la revolución democrática china,
dijo: “La corriente del mundo es grandiosa. Si se adapta uno a ella,
prosperará; si resiste a ella, se extinguirá”. La historia nos indica que
un país que quiera desarrollarse y prosperar queda inevitablemente al
margen de ella a menos que se haga cargo de las tendencias generales del
desarrollo mundial y se acomode a ellas. ¿Y cuál es la corriente del mundo
de hoy? Solo hay una respuesta: la paz, el desarrollo, la cooperación y

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